domingo, 25 de agosto de 2013


LA ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA COMO VANGUARDIA COLECTIVA (*)
                                                           
Para cambiar la actual sociedad hay  que erradicar el capitalismo, siendo   necesarias la preparación y organización de las fuerzas revolucionarias que se identifican con tal objetivo estratégico. En tal sentido, es necesario tomar en consideración  los peligros de la fragmentación y dispersión teórico-ideológica de la corriente histórico-social.

De allí la importancia de una política de reagrupación de las fuerzas, a través de un plan de trabajo que postule la UNIDAD EN LA DIVERSIDAD. Construyendo espacios de encuentros, canales de comunicación y enlace, coordinación de acciones e iniciativas.

Es en esta última dirección, donde se inscribe la iniciativa de materializar en todo el país y en diversas regiones, espacios de reagrupamiento de los sectores revolucionarios, como corriente ideológica, tal como lo hemos venido concretando en los 8 talleres realizados últimamente, focalizados en el LEGADO DE CHAVEZ. Tal iniciativa la realizamos sin desconocer los esfuerzos y las experiencia previas, ni ignorar la existencia de la corriente en diversos ámbitos del proceso revolucionario: en el  PSUV, en el GPP, en el seno del gobierno revolucionario, entre los militares patriotas, en las organizaciones sociales, en los frentes, movimientos,  sectores intelectuales, entre otros.

Este esfuerzo unitario también requiere reconocer las diversas formulaciones y experiencias organizativas que le abren campo a la participación popular en los asuntos públicos: Redes Sociales, CTU, Mesas Técnicas de Agua, Círculos Bolivarianos, UBES, Colectivos de Trabajo, Asambleas Populares, corrientes clasistas de trabajadores, Consejos de trabajadores, etc.

Las dinámicas de los conversatorios y encuentros han tenido como propósito articular este acumulado de experiencias organizativas, valorando adecuadamente los diversos ritmos y tiempos de cada colectivo. Por ello, como corriente hemos propuesto adoptar la modalidad de RED DE REDES.
La anterior visión de la red de redes, es una respuesta a las prácticas burocrática que se presentan bajo el enfoque de la partidocracia como  ORGANIZACION UNICA, el cual se ha caracterizado por el  predominio de la división social del trabajo capitalista, expresadas en la separación de las actividades manuales de las intelectuales, la cual se manifiesta en:

 *Organización como aparato, como un fin en sí mismo.

* Estructura  única y cerrada, predominio del monolitismo, topografía centro-periferia.

* Espacios  comunitarios y gremios como “correas de transmisión” del partido.

* Jerarquías y verticalismo en la dirección y en las tomas de decisiones.

Estas son las prácticas que predominan en  las  concepciones partidistas tradicionales; por ello nos planteamos  superarlas a través de la democracia directa, instaurando la democracia real y no solamente formal y representativa. 

Este enfoque implica  una serie de exigencias  en el terreno organizativo:

• Organización como un medio, resultado de un proceso y de una praxis, donde están involucrados aspectos cognoscitivos, pedagógicos y comunicativos, en una onda liberadora.

• Sistema de organización o redes, superando la concepción que plantea una sola manera de organizarse, imponiendo modelos y esquemas que no están en correspondencias ni con las experiencias ni las necesidades e intereses de los explotados y oprimidos.

Ahora bien, esta caracterización del proceso organizativo, debe concebirse como una tensión contradictoria entre lo nuevo y lo viejo, como dinámica que ocurre en la cotidianidad. De allí la importancia de precisar los obstáculos y resistencias que encuentran las nuevas propuestas.

La razón dominante, (la alienación) no es una metáfora, sino que comporta tanto una práctica material (relaciones de producciones concretas) como una racionalidad (formas de saber, representaciones, significados). Ello le impone un sentido al modo de vida y se refleja por supuesto en cualquier individuo, colectivo o movimiento social.

Por lo tanto, los esfuerzos de cambio no operan en el vacío ni en el equilibrio, sino con un alto nivel de incertidumbre y de contradicciones generadas por la trama material del régimen de producción capitalista.

Es bueno advertir que no solo se trata de aristas morales, incongruencias individuales, sino que se trata de un fenómeno social colectivo.

El conjunto de relaciones sociales capitalistas (apropiación egoísta de la producción material y simbólica, competencia por la distribución y reparto, la división de tareas, funciones y roles, que surgen del divorcio entre las actividades manuales e intelectuales) originan un sistema de contradicciones supraindividuales:

* Espontaneidad y dirección consciente: hay un choque permanente entre la tendencias espontáneas que reproducen formas de dominación (son parte de un sentido común programado ideológicamente) y la acción consciente que apunta hacia la transformación.

* Democracia y centralismo: igualmente en este caso opera una dinámica contradictoria, una que apunta hacia el ejercicio de la soberanía plena  y la otra que la cautela o usurpa.

* Particularismo y globalización: se trata de obstáculos epistemológicos que se polarizan entre tener una visión micro sin contextualización o una globalización que no aterriza en ningún lado.

* Individualización - colectivización: pareja excluyente, donde el egocentrismo niega lo gregario - comunitario o la abstracción general del “interés general” (estado - partido) niega al sujeto.

Este sistema de contradicciones se traduce en los siguientes comportamientos organizativos:

- Espontaneistas o Voluntaristas

- Democratistas o Centralistas

-Localistas o Ciudadanos del mundo

No hay a priori lógico que resuelva estas contradicciones y el rompimiento con los esquemas de la lógica formal que propone el principio de no contradicción (identidad A=A), nos permite ser menos unilaterales y rígidos. De igual manera, contribuye a superar tales contradicciones el combate a la cultura política que hemos conocido (partidocracia, militancia instrumental).  Como ya anotábamos, se trata de una conducta generada por los automatismos del mercado y de la división social del trabajo, las cuales forman parte de una trama material y simbólica que nos hace ser: individualistas y posesivos, escindidos en los análisis, parcelados en los intereses.

Estas conductas fragmentarias, que tienden hacia la atomización y la dispersión, conspiran de manera espontánea contra los intereses colectivos y dificultan la identidad y el sentido de pertenencia.
 
El anterior sistema de contradicciones se combina para obstaculizar la unidad de acción, para minar la voluntad colectiva en cualquier experiencia organizativa, ya sea esta la de un grupo de vecinos, la comunidad educativa, sindicato, colectivos de docentes, etc. Por ello, la praxis transformadora debe partir de su reconocimiento, asumiendo la espontaneidad del ser social (con sus necesidades y carencias) y al mismo tiempo ejercer la crítica y nadar contra la corriente para facilitar la toma de conciencia.

Refiriéndonos  al primer aspecto, creemos que se hace obligante “desaprender”, cambiar de lente, hacer las experiencias en otra dirección, promoviendo nuevas maneras de organizarnos.

En la construcción de salidas alternativas al problema organizativo, proponemos los siguientes horizontes de búsqueda:

1.- Se trata de construir un clima cultural, como proceso de reforma intelectual y moral como decía Gramsci, dicho proceso precede la construcción de la voluntad colectiva.

Aquí las mediaciones cognoscitivas, pedagógicas y comunicativas forman parte de una estrategia global de cambio, ya que se combinan para golpear centralmente la parcelación y el monopolio del saber, la pedagogía paternalista, la manipulación informativa, y en su lugar ayudar al desarrollo de una cultura del debate tal como fue reseñado anteriormente,  un nuevo modo de producción de conocimiento, que permita la participación real y la identificación con los intereses generales, partiendo de la cotidianidad y de las dinámicas existenciales concretas de la gente. 

2.-En tal sentido, se trata de construir una nueva subjetividad, una nueva mentalidad.

De allí que, todo el acento de nuestra búsqueda, de respuestas al problema organizativo, está colocado en construir espacios y prácticas emancipadoras: la organización como “prefiguración” de la nueva sociedad, escuela de nueva civilización, donde sus miembros se asocian libremente, crecen como persona, sin compulsión sin temores. 

3.-Se trata de lograr nuevas formas de existencia, y si bien toda organización implica niveles de dependencia y de otorgar mandatos, enajenando una parte de la soberanía política, este tipo de delegación debe controlarse conscientemente. Los mecanismos que hemos propuesto para el control de la delegación son: elección directa, delegación funcional, rendición de cuenta, rotación de cargos,  revocatoria del mandato,   democratización del saber. Particular papel asume la praxis del “referéndum” para revocar el mandato, corregir prácticas equivocadas y garantizar la participación permanente de los ciudadanos (vecinos, maestros, maestras,  obreros, obreras  estudiantes).

Considerando los anteriores aspectos, planteamos discutir cuál es la modalidad organizativa  para la corriente que se adecúa a tales presupuestos teóricos y metodológicos:

 SISTEMA ORGANIZATIVO COMPLEJO

·         Propuesta de conformar colectivos de base (entre 3 y 5 personas), siendo una especie de célula en el enfoque tradicional.
·         Enlazar los diversos colectivos en redes, como  tejido o malla socioterritorial.
·         Corriente o movimiento de movimiento, como síntesis de todo el proceso.
·         Coordinación como vaso comunicante e  instancia de enlace.

 METODO DE PROYECTO Y ADSCRIPCION SOCIAL DE LA MILITANCIA

·         Todo colectivo, grupo o individualidad se inserta en proyectos sociales específicos en la cotidianidad. Como corriente estamos presentes en proyectos, programas y planes, que poseen diversos grados de desarrollo e inserción social. En algunos casos vienen desarrollándose desde hace tiempo, en otros casos son de reciente data o están como incubándose. Entre estos proyectos  podemos señalar algunos con los cuales tenemos diversos grados de afinidad e identidad programática, como por ejemplo: REMI, REDES SOCIO-CULTURALES, PROGRAMA TODAS LAS MANOS A LA SIEMBRA (PTMS), MOVIMIENTO PEDAGOGICO REVOLUCIONARIO (MPR), RED DE COMUNICADORES EN ACCION, ESCUELAS AGROECOLOGICAS, GUARDIANES DE SEMILLAS, MOVIMIENTO NACIONAL DE CONTROL OBRERO, ASOCIACIONES PRODUCTIVAS ENDOGENAS SUSTENTABLES, RENEPRI, EGEPAL, CEFI.

ESTRATEGIA Y PROCESO DE ARTICULACION

·         Al no tratarse de una organización única o cerrada, para la cultura política tradicional se presenta como un caos e incluso aparece la figura del “todero” ya que tenemos presencia en múltiples proyectos. Hay colectivos, organizaciones o redes que tienen  militancia y realizan experiencias en varios espacios a la vez.

·      Por ello, hay que partir del reconocimiento de la DIVERSIDAD, construyendo la UNIDAD.

·   En este camino, proponemos la siguiente estrategia de articulación:

a.- Construir el mínimo común denominador en lo ideológico-programático. En esa dirección elaboramos las “20 PREMISAS PARA CAMBIAR LA VIDA” o los 8 artículos sobre el LEGADO DE CHAVEZ que vamos a sistematizar en ese sentido.

b.-Caracterizar y adoptar un   método de trabajo basado en las bisagras de INVEDECOR: articulación de los procesos de Investigación, Educación, Comunicación y Organización.

c.-Concretar el sistema organizativo propuesto anteriormente, evitando la figura del “agente libre” o militancia de fin de semana.

d.-Elaborar un plan operativo, donde cada colectivo e individualidad define su inserción en los proyecto,  estableciendo metas y tareas.   

Carlos Lanz Rodríguez
25 de Agosto de 2013.

(*) Fragmentos tomados del ensayo PARA CAMBIAR LA VIDA
       Noviembre de 2012

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